¿Eres de las que se apunta al gimnasio para hacer solamente ejercicio cardiovascular? ¿No te convence entrar a esa sala donde están esas barras y mancuernas?
En este artículo encontrarás 7 razones por las que deberías incluir el entrenamiento de fuerza en tu rutina habitual.
Si necesitas asesoría nutricional, estos son los servicios que te ofrezco
Contenidos
Gana confianza en ti misma
El entrenamiento de fuerza mejora la confianza en ti misma. El entrenamiento con pesas también puede reducir la ansiedad por las diversas circunstancias con las que tengas que convivir (estudios, trabajo, pareja, familia, etc.), aliviar la depresión y aumentar la felicidad. Aunque a veces puede ser difícil encontrar esa motivación para ir al gimnasio, los beneficios duran más que la lucha inicial por vencer ese primer periodo inicial (1).
Te haces más fuerte
El entrenamiento de fuerza, de forma innegable, aumenta la fuerza de tus músculos sin tener que aumentar significativamente el volumen o el tamaño de los mismos (esto es un proceso bastante más costoso de lo que mucha gente piensa), y, aunque no veas ese crecimiento muscular de un día para otro, te aseguro que el beneficio fisiológico está asegurado desde la primera sesión (2, 3).
Además, el entrenamiento hará que las tareas físicas diarias se hagan más fáciles. Con el paso del tiempo y la persistencia, te verás más fuerte en el espejo.
RECUERDA: el beneficio estético es una consecuencia inevitable de unos buenos hábitos y una adherencia real y duradera a un plan de ejercicios y de alimentación adaptado a tus necesidades y objetivos.
Reduce tu grasa corporal y mejora tu composición corporal
El entrenamiento de fuerza es una herramienta que, de forma indiscutible, te ayuda a ‘quemar’ más calorías y, aunque sabemos que no son la única parte de la ecuación, son un factor a tener en cuenta.
Además, un programa de entrenamiento bien periodizado hará que no debas provocar ese déficit calórico solamente a través de la dieta, lo que siempre se hace más cuesta arriba.
Tu cerebro, ¡También se beneficia!
El entrenamiento de fuerza hace más que desarrollar tus músculos. El entrenamiento con cargas aumenta la producción de ciertas hormonas, incluyendo la hormona IGF-1, que ayuda a estimular las conexiones en el cerebro y mejorar la función cognitiva.
En este estudio, la fuerza medida de las piernas se relacionó positivamente con mentes más fuertes que son menos susceptibles a los efectos negativos del envejecimiento.
En pocas palabras: el entrenamiento de fuerza puede mejorar tu capacidad cognitiva, lo que, a medida que envejeces, cobra un valor incalculable.
Previene las lesiones
El entrenamiento de fuerza (ya sea utilizando el peso corporal o con cargas libres) fortalece más que sólo los músculos, ya que también fortalece los huesos y tejidos conectivos.
Esta fuerza y estabilidad añadida te ayudará a protegerte de posibles lesiones derivadas de la inactividad, manteniendo un cuerpo fuerte y autónomo en todas las etapas de la vida.
También puede ayudarte a reducir los síntomas de muchas afecciones como dolor de espalda, artritis, fibromialgia o dolor articular crónico (4).
Mejora tu resistencia
Parece contrario a la intuición, pero se ha demostrado ampliamente que el entrenamiento de fuerza mejora la resistencia, la velocidad y la economía del funcionamiento de tu organismo (la cantidad de energía y esfuerzo que se necesita para hacer una determinada actividad).
Un estudio reciente sugiere que el entrenamiento de fuerza mejora la economía más que un entrenamiento con cargas ligeras que no llegue a provocar un estimulo. Y que, a su vez, provoque una supercompensación y una posterior adaptación en el tiempo, lo que conllevará a mejoras en el rendimiento (5).
Reduce el envejecimiento
Los adultos inactivos pueden perder un 3 – 8% de su masa muscular por década (6).
Ahora no te parece importante, pero en el futuro podrías lamentar mucho esta pérdida.
La debilidad muscular está relacionada con una mayor probabilidad de muerte por todas las causas. El entrenamiento de fuerza puede ayudarte a combatir y revertir la pérdida de masa muscular. También puede fortalecer los huesos y ayudar a prevenir la osteoporosis, especialmente en mujeres tras la menopausia.
ENTRENA, pero ENTRENA ¡toda la vida!
Conclusiones
- Asegúrate de consultar con un profesional de la actividad física que pueda valorar tus capacidades antes de comenzar un programa de entrenamiento, especialmente si se eres principiante o existe alguna patología previa que pueda limitarte la actividad física por cualquier causa.
- Es muy importante usar una técnica apropiada en cualquier momento. Para ello, un profesional debe evaluar tu capacidad de movimiento, palancas, descompensaciones, etc.
- Buscar un compañero de entrenamiento puede ser una buena estrategia para mejorar la adherencia a largo plazo.
- Acudir a un centro deportivo o lugar de entrenamiento que esté cerca de casa puede también mejorar la adherencia al posibilitar un acceso fácil al lugar de entreno.
- Rodearte de personas que compartan tus mismos objetivos también puede ser de ayuda.
Y RECUERDA: El entrenamiento NO ES UNA ALTERNATIVA, es una OBLIGACIÓN que tu ‘YO’ del futuro agradecerá.
También puede interesarte: